domingo, 16 de enero de 2011

NOSTALGIA



No recuerdo bien  a través de que medio, ha llegado a mí la idea de que en el momento en el cual comienzas a mirar con nostalgia hacia el pasado, es en el que comienzas a hacerte mayor y  a entrar en la edad adulta.

Los adultos somos seres de añoranza, niños arrancados  de golpe de la infancia por la adolescencia, esa etapa incierta de la vida en la que todos nos vemos inmersos y que más tarde que temprano pasa dejándonos con un futuro incierto entre las manos y decenas de decisiones que tomar, con el temor a errar guardado en los bolsillos, como uno más de los objetos cotidianos con los que contamos (como el móvil o las llaves de casa).

La nostalgia nos lastra y nos hace demorarnos en nuestro diario vivir, es un delicioso y esponjoso algodón de azúcar, un licor suave y aromático que nos embriaga y nos transporta a tiempos pasados, con olor a naftalina en los armarios y Michael Jackson cantando Thriller.

Quien pudiera revivir por solo un momento alguno de aquellos instantes, sería como volver a casa, esa casa perdida a la que todos queremos retornar.




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