sábado, 11 de diciembre de 2010

J. R. Alonso de la Torre


Por entre las aguas revueltas en las que nada Julian Assange, emergiendo a través de la desidia de los controladores aéreos, un hombre boga a contra corriente haciendo de Muface, del aceite o del frío que la pasada semana nos heló el alma y el cuerpo su gran temática, su modo de remar contra la crisis (también psicológica) que nos vacía los bolsillos y nos atenaza el corazón.

Su nombre es J. R. Alonso de la Torre, cacereño de épica y prosa, columnista del Diario Regional Hoy, voz de lo inane, de lo pasajero, de lo sin importancia. Cronista de lo cotidiano construye sus columnas desde la adquisición de un pequeño detalle al cual le va solapando hechos o narraciones de historias comunes a cualquiera de nosotros hasta conseguir una pequeña oda que tomando la forma de artículo periodístico traspasa las páginas del periódico para pasar a formar parte de las vivencias de sus lectores.

Entre la gran variedad de temas que trata, a menudo saca a pasear a su suegra por entre sus textos, una vez trayendo un pastel a casa, otras como regaladora de aceite, construyendo así un personaje benefactor y peculiar, alejando a su suegra de ficción del tópico que otros como Forges crearon y elevando a ésta a la categoría de madre benefactora que se rasga cual pelicano las entrañas para alimentar a su prole aunque sea adoptada.

Es un placer leerle en su casi diaria columna y es algo que recomiendo a cualquiera que quiera huir del ruido diario de gallinero de la política española.

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